Vidasencilla

Una intuición, un deseo consciente, un ahora o nunca. Una oda al tiempo vivible.

Todo comienza cuando aún hace frío y las flores comienzan a brotar.
Sinuosas ramas de almendros y cerezos sobrevuelan la ciudad.
A ellos siguieron las magnolias, las lavandas y el dulce aroma del jazmín.
Después de una breve pausa, estalló la primavera.
Nos confinamos. Permanecimos quietas.
Un desconocido silencio inundó Madrid.

«El día a día de la prensa, de los debates académicos y de la industria cultural nos confrontan con la necesidad de pensarnos desde el agotamiento del tiempo y desde el fin de los tiempos. […] Cuando hoy se afirma que el tiempo se acaba y se acepta caminar sobre la irreversibilidad de nuestra propia muerte, ¿de qué tiempo y de qué muerte se está hablando? Precisamente, del tiempo vivible. No está en cuestión el tiempo abstracto, el tiempo vacío, sino el tiempo en el que aún podemos intervenir sobre nuestras condiciones de vida»
Marina Garcés, Nueva ilustración radical

Observar atentamente el entorno que habitamos puede ser un ejercicio amargo pero necesario si queremos ayudar a torcer el rumbo de deterioro ecológico y social del presente. Inmersos en la mirada antropocéntrica, hemos perdido el vínculo con el entorno y hemos olvidado que nuestra historia no se puede escribir sin el resto de especies vivas, y nuestro futuro no podrá darse si no reparamos nuestro vínculo con el Planeta.

Cuestionar la hegemonía política, económica y cultural que se desarrolla y transcurre de espaldas a las bases materiales que permite sostener la vida, y componer un modelo que permita afrontar las amenazas planetarias y de la vida en su conjunto, se ha convertido en el principal reto para nuestra civilización.