Inteligencia vegetal.

Los seres humanos deberían tener una actitud más respetuosa y humilde con los otros seres vivos que habitan el planeta. Sin las plantas no existiría nada.

Stefano Mancuso

La planta, escribía el botánico ruso Kliment Timiriázev (1843 – 1920), es intermediaria entre la Tierra y el Sol. Lo que el ser humano ha usado como fuente de energía y sustento desde el principio de los tiempos proviene de ella (combustibles fósiles, oxígeno, alimentos, fármacos…). Sin embargo, a pesar de su centralidad, en la cultura occidental perdura la idea de que las plantas son seres dotados de un nivel de vida inferior al resto de las especies vivas.

Si la célula vegetal puede hacer todo lo que hace la célula animal, y además ve y puede producir energía transformando la luz del sol, ¿por qué nunca nadie se ha referido a ella subrayando sus excepcionales capacidades como sucede con la célula animal? ¿Por qué cuando se compara un organismo unicelular vegetal y uno animal, el segundo se considera más complejo, más evolucionado, mejor?
No existe una explicación racional, según Stefano Mancuso, para el hecho de que una prueba sólida como es la mayor capacidad de las células vegetales con respecto a las animales no haya sido, en general, tenida en consideración alguna. ¿Por qué consideramos que los animales poseen de forma inherente una inteligencia, y las plantas no?

Los árboles son la herramienta más poderosa contra el cambio climático.

Janine Benyus

Las plantas no poseen un cerebro como el nuestro, pero a pesar de ello son capaces de responder de manera adecuada a estímulos externos e internos. Por decirlo en términos que pueden parecer extraños aplicados a una planta: son conscientes de lo que son y de lo que las rodea, dice el científico.

Paco Calvo, director del Laboratorio de Inteligencia Mínima de la Universidad de Murcia, nos informa de que las plantas, a través de los sentidos de los que están dotadas, reúnen información acerca del entorno y se orientan en el mundo, y que cuándo atendemos únicamente a la fisiología de las plantas, a su sistema vascular como un mero mecanismo de transporte de sustancias, nos estamos perdiendo la posibilidad de leerlo como un sistema de procesamiento de información (de comunicación), y con ello la posibilidad de entender la conducta de la planta. Los olores producidos por las plantas, por ejemplo, equivalen a un mensaje concreto, son sus «palabras», su vocabulario. Los millones de compuestos químicos existentes hacen las veces de signos de una lengua vegetal de la que todavía sabemos muy poco.

Herbert Spenser Jennings (1868 – 1947), en su libro Behavior of Lower Organism (1906), al hablar de un organismo unicelular como la ameba se pregunta qué pensaríamos de ella si tuviese el tamaño de una ballena, ¿sostendríamos aún con certeza que su comportamiento no debe considerarse producto de la voluntad o la inteligencia?

La ciencia ha demostrado desde hace decenios que las plantas están dotadas de sensibilidad, que tejen relaciones complejas y que pueden comunicarse entre ellas y con los animales, ¿por qué el mundo vegetal sigue siendo para el ser humano sólo una materia prima, un recurso alimentario, un fármaco o un adorno?  ¿Qué podemos aprender de ellas, de su comportamiento, de sus códigos de relación, de sus sentidos, de sus ciclos de reproducción, de sus mecanismo de equilibrio?